Dejemos a nuestro personaje Tuputupo enfrascado en sus aventuras de navegación en el Barco de carga "Zorro Azul" entre Río Caribe y Uquire, haciendo paradas en las ensenadas y puertos adonde llevaba carga y recogía a su vez los sacos de cacao que le tenían reservados para traerlos al regreso al puerto de origen. La travesía era larga ya que debía luchar contra la corriente negativa y además, muchas veces no había viento propicio para hinchar las velas. Lo dejamos de momento para continuar después, para escribir sobre otros asuntos de interés diversos, ya que nuestra intención al crear la página fue describir diferentes tópicos que revistan interés general y nos aclaren las cosas inexplicables y lograr la masiva participación de los lectores. Por ello, repito, dejo en suspenso la narración de las Aventuras.
Para la época en que comienza esta narración Río Caribe era un pueblo habitado, en su mayoría, por gente de escasos recursos económicos, con muy pocas fuentes de ingreso, que moraban una comunidad que se entrelazaba perfectamente en su vivir diario. Los ingresos eran muy influidos por la comercialización del cacao y el fin último era lograr su colocación en el mercado mundial. Comenzaba el circuito económico con la producción de productos agrícolas y productos pesqueros, ambos de obligatoria adquisición diaria por ser la fuente de la alimentación. Continuaba con un centenar de "bodegas" o pequeños negocios diseminados en el ámbito urbano de la localidad, que cumplían la función de distribuidores de los productos al detal. En el pueblo no había luz eléctrica, ni servicio de agua potable y menos de cloacas o eliminación de excretas, las calles eran de tierra, la salud era precaria, pero habían médicos altruistas que mantenían sus consultorios abiertos. Me citan los nombres de los Doctores: Figallo, Rauseo, Otaola y otros más. Otras carencias eran la de un Mercado Popular y vías de comunicación con los pueblos cercanos: Carúpano, Yaguaraparo, El Morro, etc. pero lo asombroso que según mis recuerdos, los habitantes vivían contentos, alegres y optimistas, que gastaban su tiempo en inventar bromas diarias y en celebraciones sencillas.
29 de mayo de 2008
24 de mayo de 2008
Yo soy
"Tuputupo" fue el apelativo que me indulgó mi padre por mi carácter díscolo e inconforme. Por razones de índoles diversas, sobre todo las de carácter económico asistí poco tiempo a la escuela y por supuesto, mi instrucción era muy precaria. Era castigado severamente por cualquier desmán que cometía. Fui creciendo en un ambiente de pobreza y precariedad que me obligaba a ser inconforme. Mi padre Miguel Felipe era un individuo de carácter difícil y de armas tomar, que cargaba un cuchillo "maracaibero" al cinto, que lo justificaba por su trabajo de escalador de pescado, al igual que su padre, pero al cual hacía buen uso en caso de alguna reyerta, lo cual era muy frecuente. Era aficionado al aguardiente y un poco irresponsable en sus obligaciones del hogar. Mi madre, Petra Macabeo solo tuvo dos hijos, yo "Tuputupo" y mi hermana Edelmira que se casó con "Chumaco" y tuvo diecisiete hijos, todos vivos. Como dije antes, me crié llevando golpes, hasta que mi madre me dió al cuido de mi madrina, para que le sirviera de mandadero, regador de las matas, limpiador de la casa y otras tareas que se presentaran en la casa. Fué una época feliz para mi, ya que por primera vez comía completo las tres comidas, dormía en cama y andaba con ropa limpia, además de que recibí un trato cariñoso y familiar. Me cansé de la vida fácil y como ya me sentía fuerte y mayorcito, me fuí a trabajar como pinche de cocina en un barco llamado "Zorro Azul" propiedad del consorcio empresarial "Franceschi y Cia." que trabajaba en el ramo de comercio del cacao. El capitán de ese Barco era Modesto Rauseo y para esa fecha estaban preparando un viaje que llegaría al Puerto de Pedernales en el Delta Amacuro. Aquí empiezan mis peripecias y aventuras que no se han detenido hasta el día de hoy y que narraré en próximas entregas.
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