29 de mayo de 2008

Río Caribe

Dejemos a nuestro personaje Tuputupo enfrascado en sus aventuras de navegación en el Barco de carga "Zorro Azul" entre Río Caribe y Uquire, haciendo paradas en las ensenadas y puertos adonde llevaba carga y recogía a su vez los sacos de cacao que le tenían reservados para traerlos al regreso al puerto de origen. La travesía era larga ya que debía luchar contra la corriente negativa y además, muchas veces no había viento propicio para hinchar las velas. Lo dejamos de momento para continuar después, para escribir sobre otros asuntos de interés diversos, ya que nuestra intención al crear la página fue describir diferentes tópicos que revistan interés general y nos aclaren las cosas inexplicables y lograr la masiva participación de los lectores. Por ello, repito, dejo en suspenso la narración de las Aventuras. Para la época en que comienza esta narración Río Caribe era un pueblo habitado, en su mayoría, por gente de escasos recursos económicos, con muy pocas fuentes de ingreso, que moraban una comunidad que se entrelazaba perfectamente en su vivir diario. Los ingresos eran muy influidos por la comercialización del cacao y el fin último era lograr su colocación en el mercado mundial. Comenzaba el circuito económico con la producción de productos agrícolas y productos pesqueros, ambos de obligatoria adquisición diaria por ser la fuente de la alimentación. Continuaba con un centenar de "bodegas" o pequeños negocios diseminados en el ámbito urbano de la localidad, que cumplían la función de distribuidores de los productos al detal. En el pueblo no había luz eléctrica, ni servicio de agua potable y menos de cloacas o eliminación de excretas, las calles eran de tierra, la salud era precaria, pero habían médicos altruistas que mantenían sus consultorios abiertos. Me citan los nombres de los Doctores: Figallo, Rauseo, Otaola y otros más. Otras carencias eran la de un Mercado Popular y vías de comunicación con los pueblos cercanos: Carúpano, Yaguaraparo, El Morro, etc. pero lo asombroso que según mis recuerdos, los habitantes vivían contentos, alegres y optimistas, que gastaban su tiempo en inventar bromas diarias y en celebraciones sencillas.

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