11 de octubre de 2010

QUE ME HA DADO CARACAS - Una nueva casa

Desde Abril de 1.959, cuando asumió el Poder el nuevo Gobierno Electo, comenzó una etapa de incertidumbre para los empleados públicos, ya que surgieron adecos por todos lados, unos fundadores del Partido, otros perseguidos políticos y la mayoría, víctimas del Régimen caído el 18 de Octubre que buscaban ingresar al Gobierno como diera lugar y el medio más usado era acusar a los empleados antiguos de perejimenistas, tumbagobiernos o de cualquier cosa que se les ocurriera. Mi carguito era muy buscado, me salieron enemigos gratuitos, pero todos reconocían mi capacidad y eficiencia, además de que daban por reconocida mi honradez a carta cabal. Los nuevos jefes eran adecos reconocidos, a quienes adulaban una serie de jaladores viejos y nuevos. Desde que llegaron a los cargos, inventaron una serie de reorganizaciones y despedida de empleados honestos que no comulgaban con sus ideas. Eso sucedía en todos los Organismos del Estado, tanto los asignados a AD en la repartición signada en el Pacto de Punto Fijo, como los de COPEI o de URD. No obstante la ojeriza que se me tenía y que no me tomaban en cuenta para actividades importantes, ni para ascensos o mejoría en la remuneración, yo me mantuve incólume, pendiente solo en mis estudios y mi familia, justificando con ello mi ausencia a actos proselitistas. Con el tiempo se fue disipando esa situación, los jefes me conocieron y terminaron siendo mis amigos. Mi trabajo se destacaba ante el universo de empleados y en el entretanto yo iba bien en mis estudios, tanto en el Bachillerato como en la Universidad La vida en la Universidad era totalmente distinta al Bachillerato. Mi oficina del Banco Obrero estaba ubicada en el Quinto Piso del Edificio Altagracia, en la Esquina del mismo nombre, adonde se había mudado el Instituto desde el año anterior y de allí salía a las 4:30 PM para la UCAB, que quedaba en la Esquina de Mijares, a una cuadra del Banco Obrero. La primera clase comenzaba a las 5:00 PM. y era precisamente Análisis Matemático, que la dictaba un profesor español de apellido Burgos, que se distinguía por su seriedad y justicia en las calificaciones. Las clases se prolongaban hasta las 10:30 PM. y era muy raro cuando faltaba algún profesor. Con los días y las semanas nos fuimos conociendo los alumnos y algunos formamos grupos para estudiar juntos algunas materias. Primero, Segundo y Tercer Año lo cursamos casi la misma gente. Se estrecharon lazos de amistad que perduraron mucho tiempo y se extendieron hasta los profesores y empleados administrativos de la Escuela. Cuando comenzamos a cursar el Cuarto Año, se nos incorporaron los alumnos y alumnas del Curso Diurno, que al principio, mantuvieron su coherencia de grupos que se conocían desde hacía 3 años. Pero al poco tiempo nos compenetramos de manera formidable y formamos una unidad compacta que aún perdura y durante muchos años nos reunamos alumnos, familiares y profesores para celebrar las fechas aniversarias en alguna de las casas de cualquiera de los graduados o cualquier club o salas de fiesta. La última se celebró el día 25 de Julio de 2.010 con un regio almuerzo en el Club La Lagunita, para conmemorar los 45 años de graduados. Retomando el hilo de mi narración, que se suspendió en el año 1958, cuando regresé de Italia y por colaboración de mi amigo Víctor Rojas Cardozo, me reincorporé a mi antiguo cargo, donde fui recibido con gran cariño. Como todavía estaba en funciones el Gobierno Provisorio y encontré bastante trabajo atrasado, organicé mis cuadros para ponernos al día y hacerle frente a las ausencias que se producían cuando algunos personajes pedían permisos para incorporarse a la campaña electoral, unos por parte de AD y otros con el Grupo de Larrazabal. Cuando por fin ganó Betancourt las elecciones, llegaron las huestes adecas a ocupar los cargos. Los empleados que no teníamos cargos relevantes, prácticamente no fuimos tocados, pero nos exigieron más rendimiento y aunque no tuvimos aumentos de sueldo, no faltaban las tarjetas de fiestas y reuniones pagadas que debíamos comprar. Yo empecé a hacer diligencias para otros cargos, pero no conseguí y por el contario, Betancourt lanzó un Decreto, mediante el cual se les rebajaba el sueldo a los empleados públicos en un 10 %. Lo que me aguantaba un poco era que ya el Banco Obrero estaba construyendo la casa en mi terreno de la Redoma de Coche. Mi casa fue terminada en Mayo de 1.959 y aunque el sitio no era muy bueno, la casa si llenaba todos mis requerimientos. Celebré mi negociación y empecé a dotarla de los implementos que le faltaban, sacando plata de mi hígado. En efecto, tuve que construir las paredes divisorias, montar la cocina americana, colocar las persianas, levantar las paredes del jardín, colocar las puertas del garaje y enrejar puertas y ventanas. Nos mudamos allí de lo más contentos, ya que por fin, tenía mi casa propia y como yo quería. La casa de mi esposa en la Vereda se la alquilamos a una familia amiga, para no mantenerla desocupada. A los pocos meses comenzó a funcionar el chisme y a llegar denuncias de viviendas que no estaban ocupadas por sus propietarios y se creó una Sección con el objeto de abrir expedientes de cada caso y someterlos a la Consultoría Jurídica. Yo estaba entre los casos denunciados y más de uno extremó su deseo de ponerse en la casa de la Vereda, alegando que yo tenía casa propia. Me tocó defenderme con uñas y dientes, hasta que decidí devolver la casa de la Redoma y devolverme a la casita de la Vereda, que ya había sido desocupada por la familia amiga. Así lo hice y apenas logre reunir el saldo deudor, cancelamos dicha suma y así nos aseguramos para cualquier contingencia. Los gastos que realicé en la casa de La Redoma, convine con la nueva propietaria en que me lo pagaría en 6 meses, pero pasó el tiempo y no me pagó nada. De nuevo perdí la inversión. Estuvimos viviendo en nuestra casa durante largos meses, hasta que surgió la posibilidad del viaje a Italia, narrado en párrafos anteriores, cuando renuncié al cargo y quise aprovechar la oportunidad que se me ofrecía y en esta ocasión dejé la casa al cuido de mis padres y mis hermanos. Volviendo a la narración suspendida con la fecha de mi graduación de Economista en Julio de 1.965, diré que Caracas seguía su ritmo de crecimiento desorganizado. En las calles y avenidas del Centro de la Ciudad se demolían diariamente las viejas casas coloniales y se sustituían por Edificios de Alta y Baja altura en los cuales se instalaban o reinstalaban negocios ancestrales. En las afueras se construían nuevas urbanizaciones con casas, apartamentos y Edificios de todo tipo. El Este tuvo siempre un atractivo especial y con la construcción de la Autopista del Este y la Avenida Francisco de Miranda, proliferaron las edificaciones lujosas y de clase media. Son tantas que el enumerarlas corres el riego de olvidarte varias: Altamira, Bello Campo, Campo Alegre, La Castellana, La Florida, Los Cortijos, San Bernardino, Santa Eduvigis, Santa María, El Marques, La California Norte, La California Sur, Macaracuay, Boleíta, Chacao, Chacaíto, La Lagunita, Country Club, Santa Cecilia, La Carlota, Los Dos Caminos, Sebucán, Don Bosco, Boleíta y varias más. Con la construcción de la Ciudad Universitaria con todos sus aditamentos, las Escuela Militar y de la Guardia Nacional, El Círculo Militar y Fuerte Tiuna, obligó a la construcción de una Avenida de Acceso a las Urbanizaciones de Santa Mónica, Los Chaguaramos, Bello Monte, Las Acacias. San Pedro y que se prolongó a la Avenida Victoria, la Avenida Roosevelt, Los Rosales, el Prado de María, el Cementerio y los Castaños. Por los lados del Suroeste, Caracas se extiende por la Avenida San Martín, con las construcciones de Edificios de Densificación de San Juan, Los Palos Grandes, San Martín, Bella Vista, Antimano y Artigas, la Urbanización Vista Alegre, El Paraíso, La Vega, Loira, Montalbán y Velódromo Por su parte, el Banco Obrero enfrentó la necesidad de vivienda construyendo conjuntos residenciales de clase obrera en toda la ciudad, comenzando con el impresionante 2 de Diciembre, que después se llamó 23 de Enero, con sus 10.000 apartamentos, 80 locales comerciales, escuelas, parques, iglesias, automercados y servicios generales. Igualmente la Urbanización Caricuao con sus numerosos apartamentos construidos en diferentes etapas, la Urbanización Simón Rodríguez, que se une a Pinto Salinas y Pedro Camejo en Sarría, Coche con sus conjuntos de casas y apartamentos, los Edificios Multifamiliares de Las Lomas de Urdaneta y Pro Patria, Las Torres de Petare y muchos más construidos en diferentes sitios de la ciudad, contribuyó a la expansión de misma y sus crecientes problemas económicos y sociales. De manera paulatina, pero constante, la población obrera y la marginal, se fue instalando en todas las áreas libres que encontraron en los alrededores de la ciudad, con predilección por algunas que le proporcionaban ventajas y es así como toda la zona de Catia, desde Los Frailes a las Lomas de Pro Patria se poblaron masivamente y cada día van creciendo a medida que las familias crecen y forman nuevas parejas. Todos los alrededores de los Edificios del 23 de Enero están poblados de ranchos, donde las familias aprovechan los servicios de la Urbanización, La Zona de El Cementerio y la parte alta de Los Rosales, que se unen al Barrio San Andrés y la parte alta del Valle, que se prolongan hasta el Barrio Gas Valdes e intermitentemente se unen con la parte alta de Cochecito hasta llegar al Mercado de Mersifrica. Toda la parte Alta de Antimano se une a los Barrios de El Cementerio y algunos han ocupado el Camposanto. La Zona de la Carretera Vieja de La Guaira es ya una comunidad numerosa en crecimiento y finalmente, para no cansarlos le diré que la parte más poblada es la de Petare, con sus arremolinados Barrios cuyo número sobrepasa a los 2000, que albergan una población superior a las 100.000 personas y se prolongan hasta unirse con Turumo y los diferentes Barrios de la Carretera de Guarenas. Solamente con enumerar los Barrios de Caracas e imaginar los problemas que confrontan sus habitantes, imaginamos la inmensa labor que deben efectuar las próximas autoridades para afrontar dichos problemas, asumiendo sus costos monetarios y de vidas humanas Después que me gradué de Economista en Julio de 1.965, empecé a efectuar diligencia a ver si lograba una vacante, tanto en el Banco, como en otra parte, pero me encontré con el problema de que no había ningún cargo disponible y por lo tanto, tuve que quedarme en mi puesto y seguir hablando con la gente de la Oficina de Programación y Presupuesto para ver si los convencía de la necesidad de crear un cargo de Inspector General del Departamento de Vivienda, que tendría bajo su responsabilidad inspeccionar el funcionamiento de las distintas unidades, cubrir las vacantes de los Gerentes de Sucursales, recibir las cuentas mensuales de los Gerentes y preparar un informe mensual para la Junta Directiva. Toda mi argumentación era fallida ante la orden de no crear nuevos cargos, a menos de que fuera de estricta necesidad. Después de tres meses de estira y encoja, al fin aceptaron la creación del cargo, pero no con el sueldo que aspiraba, sino con una remuneración menor. Yo acepté la propuesta y empecé a organizar mi oficina para empezar mis actividades.

No hay comentarios: