La gente que vivía del contrabando, mostraba rápidamente su mejoría económica. Andaban elegantes luciendo un lujoso atuendo, olorosos a colonia fina y calzado inglés. Ya el mercado de Río Caribe era muy estrecho para sus ambiciones y por ello incursionaban en las ciudades vecinas de: Carúpano, Yaguaraparo, Irapa y otros municipios, llegando inclusive a establecer sociedades con comerciantes de esos centros, logrando así una expansión de la demanda, la cual debían extender con el empleo de botes más grandes y más rápidos, al dotarlos de motores de mayor cilindrada y utilizando dos motores en lugar de uno y contactar a los "capos" de la Costa de Paria, tales como el mítico Santiago Bogadí, que se decía tenía la rara virtud de perderse en la bruma para esfumarse en el mar y eludir a las lanchas patrulleras del Gobierno. El contrabando aumentó en forma considerable y la competencia entre los ilegales se hizo ostensible y algunos de ellos usaban métodos tan sofisticados como construir en sus casas o en las casas vecinas sótanos y túneles, para esconder los alijos. Las autoridades empezaron a fomentar las delaciones de los contrabandistas con premios en metálico para los acusadores. Eso no acabó con el negocio, porque los delatores eran castigados con el desprecio público y los contrabandistas incorporaron a Margarita como fuente de abastecimiento y usaban la argucia de utilizar botes viejos de escaso valor y sin motor, cargados de mercancía barata y delataban ante las autoridades la presencia de un gran cargamento que venía en camino y los empleados de la Aduana, se aprestaban a una captura exitosa en la playa denunciada, mientras los contrabandistas aprovechaban para desembarcar en otra playa un alijo cuantioso.
Esa situación duró hasta el ingreso de USA en la Segunda Guerra Mundial, que marcó el declive de la bonanza y por consiguiente se paralizó la comercialización del cacao en el Mercado Mundial y el pueblo vio disminuir su actividad económica y comenzó el éxodo de la población hacia los campos petroleros y las familias pudientes abandonaron o vendieron sus haciendas y se marcharon a Caracas, para emplear sus capitales en otras actividades.
1 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario