24 de febrero de 2009

Perfiles de Río Caribe - Las Vendedoras de Casabe de las Charas

Las mujeres de Río Caribe eran trabajadoras insignes. Generalmente, recibían remuneraciones de hambre. Las lavanderas, las cargadoras de agua, las buscadoras de leña, las escaladoras de pescado, las planchadoras, las sacadoras de carbón y de cal, las vendedoras de merienda, las vendedoras de pescado, las elaboradoras de arepa, las costureras, las dulceras, las sirvientas de adentro y toda esa categoría de mujeres, que por lo regular eran madres de muchos niños, tenían que trabajar arduamente y sin consideración para ganar un mísero sustento. Yo las admiraba por su sacrificio, por su tesón y por su resignación, pero siempre me llamó la atención esas féminas que venían desde el Caserío de Las Charas, cargadas con un rimero de tortas de casabe, para su venta en el pueblo. Las tortas de este producto eran distintas a las de otras regiones. ya que por su grosor, generalmente dobles, eran más pesadas y para su transporte se colocaban sobre dos tablas cruzadas, que se llevaban sobre la cabeza solo amortiguadas por un rollo de tela que llamaban “rodilla”.
El Caserío de Las Charas está localizado a unos 6 kilómetros de Río Caribe y tanto ese como su vecino Santa Bárbara eran de suelo seco, con muy poca humedad y delgada capa vegetal, que hacía difícil obtener gran productividad en las siembras, sin embargo, sus campesinos cultivaban en sus laderas y pequeños valles, plantas de yuca amarga, que es la materia prima del casabe y luego de una laboriosa tarea de rayado, extracción de la “leche” en un “sebucán” , extendido en una plancha calentada a leña, obtienen el producto. Eran varias las vendedoras de casabe que vestidas con sus mejores galas y con sus afeites en las caras, salían juntas hasta el pueblo, con sus cargas en las respectivas cabezas y al llegar a la entrada de la ciudad, se dispersaban por las diferentes zonas de la misma e iban vendiendo a domicilio y a los comercios, las sabrosas tortas de casabe y el exquisito manjar llamado “casabito con dulce”, que en otras regiones llaman “naiboas”. Esta jornada de distribución y venta del producto duraba largas horas y regresaban a su lugar de origen con la misma alegría con que salieron. Les rindo este homenaje a esas trabajadoras sacrificadas, al igual que a ese conjunto de mujeres que por sus familias se esforzaban en las pesadas tareas domesticas que debían realizar diariamente y con poca remuneración.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Retomaras las Historia en algún momento, observo mas de 1 ano sin escribir

Anónimo dijo...

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