Superadas en parte los problemas que se confrontaron en el primer año de funcionamiento de las dos escuelas estadales (Nicolás Flores y Nuestra Señora del Valle), se fueron normalizando las cosas. En cuanto a nosotros respecta, designaron como maestro de Cuarto Grado al Bachiller Miguel Angel Mudarra, un preceptor insigne natural de Cumaná, que desde el primer día de clases dio a demostrar su capacidad, respeto, disciplina y cariño por su profesión. Hizo una evaluación del curso, sus bondades y sus carencias, En la primera semana fueron clases de nivelación, ya que la mayoría teníamos deficiencias notables traídas de los grados anteriores. La primera sorpresa para nosotros fue que este señor no se limitó a darnos las clases normales sobre las materias, sino que en cada una de ellas, nos daba charlas sobre tópicos de educación, comportamiento ciudadano, vínculos con la familia, honradez, carácter, tratamiento con las personas mayores. Todo eso en un tono agradable que provocaba oírlo y seguir sus preceptos. Cada día abordaba un tema distinto y agradable. Nadie interrumpía sus charlas y de aquella abigarrada multitud de muchachos con distintos grados de educación familiar, al transcurrir los meses, éramos un modelo de estudiantes educados, respetuosos, amantes de la naturaleza. La asistencia era masiva y el aprendizaje de las materias se hizo fácil y comprensible. Aumentó nuestra auto estima y al terminar el año escolar, todos salimos aprobados con buenas calificaciones, no obstante que los exámenes con jurado eran más exigentes y rígidos. En nuestro caso el jurado examinador estaba integrado por la maestra normalista Cruz Sifontes, el Profesor Osío Pérez y nuestro maestro, el Bachiller Miguel Angel Mudarra. Aquel hombre nos ganó a nosotros y se ganó al pueblo entero. Siempre andaba de flux, bien vestido y bien calzado. Lástima que al año se fue para Caracas a continuar sus estudios de Profesor en el Instituto Pedagógico, pero en el ínterin había formalizado sus amores con una bella riocaribera muy alegra y de buen cuerpo, llamada Luisa Elvira Bello, conocida como “La Mona Bello”. Se casaron al poco tiempo y formaron en Caracas una distinguida familia cuyos hijos son hoy unos profesionales muy capaces en sus especialidades. Recuerdo como compañeros de aula, entre otros a: Domingo Luis Tenorio, Cheche Oliveros, Oswaldo Vidal, Pedro Julián Díaz, Juan José Rendón, Eustaquio Pérez, Herman Velásquez, Elí González, el Indio Fernández, Luis Enrique Teguedor, Pedro Bastardo, Chuchú Vidal, Miguelucho Castillo, Emiliano Fuentes, el Negro Fuentes, Francisco Navarro, Cruz Martínez, Cruz Vidal, Belencito Rondón y otros cuyo nombre se me escapan.Dejamos el aula y el Instituto con la incógnita de que allí los estudios llegaban solo hasta en 4ª grado y en la Escuela “José Silverio González” no había cupo para nosotros, ya que estaba copada con sus propios alumnos. Más adelante les contaré como se resolvió el problema.
4 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario