4 de julio de 2008

La Educación en Río Caribe

De las carreras universitarias, la más sacrificada y difícil es la medicina, tanto a nivel de estudios como las pasantías en los hospitales y clínicas. La remuneración que se obtiene no compensa los sacrificios, salvo algunos privilegiados que logran buenos ingresos en el ejercicio privado de la profesión. Los riocariberos sentían especial predilección por la carrera de medicina y fueron y son galenos brillantes y reconocidos. De épocas anteriores se nombraban: al Dr. Juan Otaola, al Dr. Rauseo, oftalmólogo cuya fama transcendió las fronteras del País y otros cuyos nombres no recuerdo. De los médicos que conocí o conozco personalmente citaré al Dr. Pedro Rafael Figallo, una figura mítica que cumplió un apostolado atendiendo diariamente, día y noche en su consultorio o a domicilio a numerosos enfermos de diferentes enfermedades, a heridos por accidentes o en reyertas, partos difíciles y en general, cubría todas las ramas que después se separaron en especialidades. Desde la mañana se paraban a su puerta enfermos venidos del pueblo, de los caseríos cercanos y hasta de los pueblos de la Costa de Paria. No cobraba emolumento alguno por sus servicios, pero sí recibía con agrado aves de corral, animales de cacería, pájaros, dulces y exquisiteces, ya que en su patio mantenía numerosos animales. Algún día se escribirá su biografía que es extensa.Fue muy querido por el pueblo, su sepelio fue el más apoteósico que yo recuerdo y se le levantó un busto en una plaza ubicada frente al Cementerio.Otros médicos que recuerdo fueron y son: Juvenal Aliendres, Luis Enrique Fuentes Guerra, Serra González, Lacho Salgado, Reinaldo González, Aníbal Lairet y sus hermanos Oswaldo y Luis Enrique, Alfonso Arroyo y su hermano Juan María, Dimas Oliveros, Ricardo Alienres, Toño Rondón. Chuchú Vidal, Carlos Grisanti, Juvanal Aliendres hijo, Julio Otaola Paván, Licho Pavan y cuatro o cinco más, cuyo nombre no me acuerdo.

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