Recuerdo que Río Caribe tuvo una época de esplendor en el período comprendido entre los años 1.934 y 1.941.El precio del cacao en el Mercado de Nueva York logró recuperarse de la Depresión del año 33 e inclusive subió su cotización. Las haciendas cacaoteras hicieron esfuerzos para aumentar su producción, mermada por el "Ciclón" del año 29. Aunque Río Caribe era un pueblo aislado por las rutas terrestres, tenía un movimiento costanero con naves de cabotaje que animó el comercio mediano y pequeño, estimuló el trabajo artesanal y a su puerto llegaban grandes barcos extranjeros para el transporte de nuestro principal fruto y los barcos de la CAVN llegaban con regularidad a su rada, trayendo y llevando carga y pasajeros. La población mejoró su nivel económico al aumentar sus ingresos. Influido por esa mejoría de ingresos nació una actividad ilícita, pero de gran rentabilidad, que fue el contrabando de mercancías desde vecina la Isla de Trinidad. La represión gubernamental al comercio ilícito era una lancha patrullera de lento andar y de fácil detección, que recorría la costa desde la Península de Araya hasta la Península de Paria y la vigilancia en tierra la ejercía la Aduana de Carupano, con un escaso personal y sin equipos y solo una vieja camioneta azul que llamaban "La Wilson" y con el Resguardo de Río Caribe, que contaba con 5 "celadores". Por consiguiente, la costa estaba desguarnecida y los "contrabandistas" se movían a su antojo ante ese panorama. Organizaban sus viajes a la vista y oídas de todo el mundo. Se hacían encargos y los "revendedores" hacían aportes para participar en las aventuras. Los viajes eran frecuentes y su periodicidad la marcaba el tiempo de venta de la mercancía. Eran más de 15 los "contrabandistas". Todos conocidos e inclusive de renombre por la forma como utilizaban las diversas playas para el desembarco, en horas nocturnas y la organización para el escondite del alijo en hoyos o en cavernas y el transporte por medio de porteadores. Al principio los viajes se realizaban con botes de remo, empleando para ello a hombres forzudos y veteranos, para sortear las olas y las corrientes, pero luego la travesía se hizo más fácil al llegar los motores fuera de borda. La mercancía era embalada por los proveedores en "bultos" de peso y volumen adecuados, para hacer más fácil su descarga y la huída en caso necesario. Los nombres de "Playa Vicuña", "Simón Díaz" "Bahía Honda", "Caracolito", "Playa Medina" "Caballo", eran identificaciones de los sitios de desembarque. Total, que el pueblo y sus adyacencias, se veían abarrotados de esos artículos de contrabando. Las "revendedoras" se dispersaban por todo el conglomerado y los hombres cubiertos por unas gorras o cachuchas de gánster, pantalones de "guayacán", zapatos "guachicones" y camisas Mac Gregor, eran símbolos de la llegada de un "contrabando" reciente. Las mercancías más traídas en esos viajes eran: Zapatos guachicones, jabones de lechuga y de pepino, alcoholado, cigarrillos ingleses y americanos, agua de colonia, whiskys y brandis, pantalones de guayacan, cortes de vestidos de damas, piyamas de seda con ojales adornados, pantalones Ruxton, mecedores, sillas y sofás de Viena que venían desarmados, cachuchas y gorras, bicicletas Raleing o Phillis que también venían desarmadas, caramelos de chocolate que venían en latas, chocolates en barras, caramelos surtidos que venían en frascos, naipes, franelas para damas y caballeros, zapatos walk over de cuero, trajes de baño para damas y caballeros, cinturones y medias. Linternas y lámparas, ropa interior para damas y caballeros, perfumes y muchas cosas más.
29 de julio de 2008
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1 comentario:
Existen aun los pantalones ruxton?de ser asi donde los venden
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