22 de septiembre de 2008

Casas con vagones de secado de cacao en Río Caribe (V)

Siguiendo la vía de la Avenida Bermúdez, nos encontramos con una casa muy grande, que originalmente tenía un ancho portal y que al penetrar, se encontraba primero unas dependencias, que presumiblemente servían de oficinas del Consorcio propietario, a continuación venían unos corredores techados y finalmente se accedía a un gran patio que cuando yo la conocí, solo contaba con los rieles por donde se desplazaban los vagones, ya que para entonces, estaba alquilada para el funcionamiento de la Unidad Sanitaria de Río Caribe, con todas sus dependencias y unos años después fué vendida al partido Acción Democratica y usada por largo tiempo, como su sede.
Indudablemente, existieron otras casas, donde se procesaba el cacao, pero que, por la situación económica, fueron eliminadas como tales. La última casa que recuerdo era usada como factoría para el secado y procesamiento del cacao, ere la casa ubicada en la Calle Rivero, que era propiedad de la Familia Valdivieso, unos rancios hacendados que sufrieron el duro golpe del ciclón de 1.929, que acabó con las plantaciones. Era una familia numerosa, muy querida por la población, que tenía una bella residencia que tuve oportunidad de conocer en toda su extensión, por ser amigo de uno de los herederos de la última generación- Los vagones estaban situados en un nivel alto, fuera de la casa, así como los depósitos. La familia era de prosapia y uno de sus últimos representantes fué Don Agudtín Valdivieso, un caballero que recorría unas cuadras de la Avenida Sucre, cerca del Mercado, con mucha distinción, apoyado en un bastón con empuñadura de oro, vestido de flux blanco de lino, conversando amenamente con la gente del pueblo y regresando después a su casa caminándo lentamente y con gran distinción. Yo lo conocí. Las señoritas de la casa eran de una singular belleza y que yo recuerde, una de ellas se casó con Adolfo Guerra, un renombrado comerciante del pueblo, que actuaba además como banquero y otra se casó con Saturnino Salazar, un industrial y comerciante que tenía su emporio en El Morro de Puerto Santo y que después de unos amores contrariados, construyo para su casa de habitación, una bella residencia en la Avenida Bermúdez, donde hoy funciona la celebre Posada 'Caribana' y donde procrearon una numerosa familia, muy apreciada en todo el conglomerado. Fué una boda celebrada con todo esplendor y la casa fué amoblada con un gusto exquisito, con vajilla, lencería, puertas interiores, ajuar.cubiertos y platería, labrados con iniciales de los novios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludos! el ciclón no fué en los años 33? tambien azotó a Carúpano.