30 de octubre de 2008

Aljibes Publicos de Rio Caribe - Aljibe de la Jabilla

El segundo pozo de abastecimiento de agua potable en el pueblo era el de La Jabilla, un espacio amplio cubierto de arboles de jabillo, que permanentemente dejaban caer una "barbas", con las cuales rellenábamos los guantes de lona con los que jugábamos en el improvisado parque. En el interior del pozo nacían numerosos manantiales, que aparte de mantener un buen caudal, siempre estaba limpia y cristalina. Surgieron problemas con la comunidad, porque en las noches se metían hombres a bañarse desnudos en la poza y tardaba mucho en aclararse, por lo que los habitantes de La Playa, Chamberí, Calle Nueva, Avenida Sucre y hasta la gente de Santa Bárbara y Las Charas, que venían con sus burros cargados de barriles a llenar tranquilamente sus recipientes no podían abastecerse. Debido a las frecuentes quejas, el Gobierno del Estado ordeno la construcción de una plataforma de cemento, con aberturas para meter los baldes y se acabó el problema. Había mujeres y hasta hombres, que se ocupaban de transportar agua a las casas mediante un módico pago por su trabajo. Durante años perduró este sistema y solo terminó cuando construyeron el Acueducto y las familias se afiliaron al nuevo servicio. El paraje de este pozo era muy fresco, debido a que nacían espontáneamente arboles de "Guanábana Cimarrona", "Tarantán" y "Chiguichigui" que cuando maduraban dejaban salir sus olores. Toda la rivera del río tenía una greda morada de poca consistencia, que permitía el nacimiento de numerosos ejemplares de cangrejos violinistas con sus grandes macanas, que corrían a esconderse al oír cualquier ruido.

Aljibes Publicos de Rio Caribe - Aljibe del Molino

Ya que hablo del Aljibe del Molino, me acuerdo que la única Calle recta, sin jardinera central era la celebre Calle Valdés (Cerro Colorado) y para entonces y repentinamente, nació una gran afición por las motocicletas, claro que entre las familias pudientes que pudieran adquirirlas. Río Caribe tenía diferentes campeones por sectores, pero el más destacado era Licho Pavan, quien poseía una tremenda moto marca Indian de 350 caballos, con la cual formaba estrépito por donde pasaba. El Campeón de Cumaná y del Estado Sucre era Ñiñí Luciani y por supuesto, nació una enconada rivalidad entre los campeones y decidieron dilucidarla en una carrera especial y el lugar escogido fue Cerro Colorado. El encuentro se realizó un domingo en la mañana y los dos gladiadores aspiraban probar los sabores del triunfo. Se correrían cuatro vueltas, arrancando desde El Molino hasta Mateito y luego otras 4 vueltas arrancando desde Mateíto hasta El Molino. Había un público numeroso y delirante que aupaba a su favorito, que era el local. Arrancó la carrera y Ñiñi tomó la delantera y Licho trataba de alcanzarlo coleandose por la cuneta. Después de las ocho vueltas, hubo un claro ganador, que fue ñiñí Luciani, quien de todos modos era nativo de Río Caribe. Lástima que a los pocos meses Ñiñí sufrió un accidente automovilística y murió trágicamente.

27 de octubre de 2008

Aljibes Públicos

Para 1945 no había servicio de agua potable en el pueblo y solo cuando asumió la Presidencia de la República el General Isaías Medina Angarita y la Presidencia del Estado Sucre, el Dr. Alberto Díaz, se decretó el inicio de obras de carácter público. Para el abastecimiento de agua, la localidad contaba con el Río Nivaldo, de muy poco caudal, pero suficiente para las necesidades. Esta agua era transportada hasta las casas mediante latas, barriles y tambores, con los cuales llenaban recipientes más grandes. El río no conservaba siempre el mismo potencial y cuando avanzaba la época de sequía, bajaba el nivel de aguas. Algunas familias tenían en sus casas, aljibes particulares. Para abastecer el resto de la población existían tres aljibes públicos y un estanque para baño, ubicados en sitios estrátegicos, que diariamente eran utilizados por la gente, en diferentes horas del día El aljibe que abastecía la mayor cantidad de gente, era El Molino, localizado al final de la Calle Valdez (Cero Colorado), que contaba con una bomba movida por una rueda, que se orientaba con una palanca. Era una construcción redonda y en su interior tenía un estanque, con el cual se alimentaba a los usuarios por medio de tubos con llaves, con lo cual se llenaban las distintas lata, barriles y hasta ollas. Siempre había discusiones por los puestos en las filas.

25 de octubre de 2008

Juan Pietri

Este personaje fué el último de la familia Pietri que quedó en el pueblo, cuando toda la parentela se vino a Caracas. El era un tipo muy leído y se especializaba en redactar documentos y tenía una de las letras mas claras y bonitas que yo he visto .No lo ví mucho tiempo en Río Caribe, porque yo salí del pueblo muy jóven, sin embargo lo recuerdo como un señor mayor, gordo, mofletudo, de voz esténtorea, antigobiernista y enemigo declarado de funcionarios 'camaleones' de la administración municipal. Su familia no lo dejó abandonado, sino bajo el cuidado de los esposos Federico y Teresa Brito . Poco a poco fué perdiendo el juicio y apenas lo dejaban salir solo en el pueblo. La Familia Brito decidió venirse a Caracas por razones personales, al irse graduando los hijos. Naturalmente, tuvieron que traerse también a Juan. Ellos vivían en una hermosa quienta en la Avenida Puincipal de la Urb. Los Castores, en San Antonio de los Altos y tenían el cuidado especial de mantener a Juan dentro de la casa, donde no le faltaba nada. Allí lo vi con más frecuencia porque mi hermana vivía cerca. Siempre estaba bien vestido y con sombrero de fieltro y corbata. Su obseción por Río Caribe era alucinante y no dejaba de persar en ello. Cuando lograba vencer la vigilancia familiar, se paraba en la calle como un tipo normal que esperaba una 'cola' para venir a Caracas. Algunos vecinos que no lo conocían, se paraban y lo invitaban a subir al automovil. Cuando recorrían un trayecto, el vecino le preguntaba que para donde iba, a lo que Juan le contetaba:' LLEVAME PARA RIO CARIBE, TU SABES DONDE QUEDA'. Entonces era que el chofer se daba cuenta que se trataba de un desquiciado e inmediatamente daba la vuelta y lo regresaba al sitio donde lo encontró, para quitarse esa responsabilidad. Naturalmente, la familia Brito y los vecinos estaban desaforados, pensando donde estaría Juan y le daban las gracias al chofer por su retorno. Muchas veces me enteré de las salidas y regreso de Juan, hasta que el vecindario lo conoció y más nunca le dieron la cola para Caracas.

Otras de Licaco

Domingo era efectivo como vendedor o como obrero. Todos sus pregones los hacía en versos cantados, con rima y armonía. Lo llamaban para realizar tareas, pero como habían otro trabajadores disponibles, lo relegaban con alguna frecuencia y él no olvidaba esa postergación y cuando era nuevamente solicitado paro otro trabajo, él ripostaba con estos versos: 'Cuando no encuentran o otro, me llaman a mí, me llaman a mí, pero ahora que tu a mi me buscas,pues ya yo me fuí,pues ya yo me fuí ' Y con esa perorata continuaba y no hacía caso al requerimiento. Tiene muchos versos parecidos, algunos impublicables. Vamos a dejarlo allí.

Domingo Rondon (Lilaco) - Continuación

Si me pusiera a narrar las numerosas anécdotas de los locos y de los atronados que para entonces había en el pueblo, no me alcanzaría el tiempo para escribirlas. Yo vi muchas veces, hombres y mujeres que iban hablando solos por calles, igualmente sorpendí a individuos muy serios, haciéndole muecas a la figura que reflejaba el espejo, llegándo hasta a sacarle la lengua o lanzarle golpes de boxeador al chorro de agua que salía de la regadera. Son muchisimos los actos similares, pero igualmente no faltaban casos de que esas mismas personas producían poesías, articulos de prensa, obras de teatro y otros que elaboraban obras de arte, manualidades finas, muebles, barcos y muchos productos que requieren inteligencia y facilidades manuales.
Domingo, nuestro personaje, realizaba todos sus actos de manera inusitada y graciosa. Cuando salía a vender pan, recibía el canasto en la panadería de Rosita Navarro junto con las instrucciones sobre precio de venta y forma de dar vuelto, se echaba el cesto bajo el brazo y emprendía su ritual de gritos promocionales: ! PAN, PAN, PAN, PAN, PAN, PANIEL , PANIEL, PANIEL, PAN DE GALLO, PAN DE MANO, PAN, PAN, PANIE, PANIEL, y así continuaba con su cántico, por las calles adyacentes, por el Puerto y el Mercado, vendiendo su producto con alegría y jovialidad. Los muchachos y algunos hombres, le gritaban sobrenombres para molestarle: 'Licaco, mata gato', 'la querida de Bolivar', 'Licaco, coge chiva' , pero él no les hacía caso o les contestaba con improperios. Con frecuencia, lo solicitaban para limpiar patios, botar basuras, podar arboles, transportar encomiendas y para actividades varias, que él cumplía con diligencia, a sabiendas de recibir un pago. Su vida transcurría entre trabajo y bromas, todo el mundo lo quería y muchos le satisfacían su voraz apetito. Fue el loco más popular de Río Caribe y su fama ha trascendido a través del tiempo. Yo lo cito como el representante de los locos pacificos del pueblo, porque citar a 'Chente el Loco', 'Golpe de Agua', 'Carmelo el loco', 'Chuchú el loco', 'Marraya', 'Moncho Pajarito', 'Manuel el loco', 'Loncho Cova' y otros no le añade más calidad al género.

22 de octubre de 2008

Domingo Rondon (Lilaco) - Continuación

Como decía en mi capitulo anterior, el remoquete de 'riocarilocos' que desde hace muchos años nos impusieron los carupaneros, quizás con el deseo interno de que le replicáramos llamándalos 'carupatos', tiene alguna justificación en las actitudes anormales que asumimos en ciertos casos. Ya dije que una de las causas de esa situación, era la unión de parejas con parentescos cercanos, pero otros motivos deben haber privado para que eso sucediera. En efecto, no es normal que un hombre que trabajaba como ayudante de albañil, decidiera simular su muerte para saber si sus familiares lo querían, o el de un individuo que asuma la costumbre de que a cualquier hora, se lanzara desde la orilla de la playa a emprender un viaje solitario, a nado, hasta llegar a la playa de El Morro y al arribar a su destino, descansar un cuarto de hora y volverse a lanzar al mar para el retorno a Río Caribe, luchando contra la corriente y el viento, o la actitud del mismo personaje, que llegó al pueblo al jubilarse de su trabajo en una empresa de transporte y habiendo traído un stock de trajes y otras indumentarias finas y como quiera que no había actos festivos para lucirlos, se vestía de regia gala con traje, chaleco, sombrero de fieltro y zapatos finos para, ir a la playa a comprar pescado y en la tarde volvía a vestirse con otro traje, para ir a comprar pan o el caso emblemático de un señor muy serio, dueño de barbería, que cualquier día amanecía vestido con un largo sayo y salía a la calle emitiendo alaridos lastimeros, llamando a su hijo muerto, imitando así a la Sayona o la Chirigua y al otro día volvía a ser normal. Así como esos se sucedían decenas de casos. Pero había otro grupo de locos o alucinados, que convivían pacíficamente en la comunidad y daban frecuentemente signos de inteligencia superior, lo cual hizo que profesionales muy distinguidos opinaran, que la causa de que los riocariberos perdieran la chaveta, era su exceso de inteligencia, que en un determinado momento sobrepasa los índices normales. A estos últimos pertenecía Domingo, o sea Licaco, un orate pacífico, que era solicitado como vendedor de pan, obrero pico y pala, limpiador de cunetas, recogedor de desperdicios y otros menesteres. Sus frases ingeniosas, actos graciosos y dichos populares, tenían repercusión en todo el pueblo y no obstante el tiempo transcurrido, aún se recuerdan con cariño. Su apetito era prodigioso, comía de todo y en las horas que le ofrecieran comida, tenía mucha fuerza para cargar y transportar cosas pesadas. conocía a las personas y sabía su domicilio. No era grosero y solo se rebelaba contra los muchachos que le echaban bromas y contra cualquiera que se metiera con sus familiares, especialmente contra su tía/madre Gerónima Rondón. Provenía de una familia honorable y muy querida del pueblo. Además de Gerónima que fué quien lo crió, era hermano de Pitón y primo de Angel Belén e Higinio Rondon, Todos muy apreciados en la comunidad. Lástima que murió relatinamente jóven, al tomar la manía de comer sal marina en granos, que le efectó los riñones. CONTINUARÁ EN EL PROXIMO CAPITULO.

20 de octubre de 2008

Domingo Rondon (Lilaco)

La fama de locos que nos han endilgado desde hace muchos años a los riocariberos, no está lejos de la realidad, ya que todos tenemos algo de desquiciados, aunque parecemos muy normales en nuestro desempeño diario. En un principio, los locos o los medio locos surgían de esas familias con parentesco muy cercano, que al contraer matrimonio y de acuerdo a los postulados de la Ley de Mendel, producían hijos con insuficiencia mental de diferentes grados. Era muy frecuente entre las familias encopetadas del pueblo, descendientes de corsos y europeos en general y esas familias solían tener ' el loco o la loca de la casa' que permanecían enclaustrados en el cuarto trasero de la casa y no eran vistos en la calle salvo que se escaparan del encierro. Había otros que no eran locos del todo, ya que estaban en capacidad de trabajar en algo y finalmente había otro grupo que sufría la acción de la luna o de los cambios de clima, convirtiéndose repentinamente en locos furiosos y agresivos, que debían ser encerrados en cuartos cerrados durante el tiempo que durara la crisis. Paulatinamente iban cambiando y se convertían en personas normales. Son numerosos los cuentos y anécdotas sobre hechos reales ocurridos. Uno de los que recuerdo es el de dos personajes muy queridos del pueblo. Uno era un albañil de muy reconocida aptitud, pero que esporádicamente perdía la chaveta y había que someterlo a la terapia antes citada. Otro era un afamado tipógrafo, que también se volvía loco por corto tiempo y aparte de su encerramiento, había que frenarlo en su manía de comer 'añil' o Azulillo, lo que le teñía la boca de un azul índigo. Poco a poco iba mejorando hasta que se normalizaba del todo y empezaba a dar pequeños paseos por la ciudad. En uno de esos paseos Miguel Gil, el tipógrafo, se topó con el albañil y se produjo el siguiente diálogo: !Tu Miguel Verde, yo Miguel Gil! ! Tu comes mierda y yo como añil!. (CONTINUARA EN PROXIMO CAPITULO)

18 de octubre de 2008

Domingo Figueroa Verde

Mingomón, como le decían cariñosamente sus familiares y amigos más cercanos, fue un riocaribero insigne, de esos que nacen pocas veces. Desde muy joven sintió predilección por la música, tanto la clásica como la popular. Con los pocos maestros que consiguió en el pueblo, estudió hasta agotar su repertorio. Perseveró en su empeño y logró destacarse como un prominente maestro de la música en el pueblo. Fue un virtuoso de la trompeta y el cornetín, sin desconocer a los demás instrumentos. Por años fue el Director de la Banda Municipal y Director además de la Escuela de Música del Distrito, donde acudían muchos jóvenes, ansiosos de obtener conocimientos de tal arte. Semanalmente se oían en la sala de su casa, los compases de corcheas y semicorcheas de los noveles músicos que bajo su dirección aprendían el difícil manejo de instrumentos, del arpegio y la armonía. Duró muchos años con esa responsabilidad, recibiendo un escaso estipendio, pero satisfecho de encaminar a los jóvenes de la localidad. Con su Banda era ficha obligada en procesiones,retretas. actos solemnes y hasta en los entierros de cruz alta de personas notables. Coetáneamente con las actividades musicales, cumplía obligaciones como funcionario público en los Organismos Municipales, con la probada eficiencia y honradez que caracterizó su vida. Desde el punto de vista familiar, formó una familia digna y honorable, habiendo contraído matrimonio, en una primera etapa, con una bella dama de apellido González, con la cual procreó dos hijos: José Tomás y Rafael José, ambos inteligentes, creativos y estudiosos. Al enviudar, contrajo segundas nupcias, años después, con Chochón Salazar, con quien tuvo un tercer hijo de nombre Raúl, que aparte de sus méritos de madre y esposa, preparaba el mejor talcarí de chivo que me he comido en mi vida. Los tres fueron sobresalientes y en cualquier momento escribiré algo, por separado, de sus vidas y sus logros. En otro aspecto, Mingomón toda su vida fue masón, habiendo alcanzado los más altos grados, respeto y consideración hacia su persona. Cuando decidió venirse a Caracas con su familia, logró colocarse en un cargo administrativo de la principal Empresa de Transporte de la Ciudad, donde trabajó muchos años, hasta su retiro. Murió hace varios años en Caracas y aprovecho la oportunidad de rendirle los honores que se merece, como personaje importante de mi querido pueblo de Río Caribe.

16 de octubre de 2008

Pedro Aliendres

Pedro fue un personaje que nació para hacernos disfrutar las delicias de sus helados, que fueron los mejores de Venezuela y quizás del Mundo. Habitaba completamente solo en su casa de la Calle Rivero, desde donde podía ver las esporádicas inundaciones del Río Nivaldo, que se desplazaba fuerte y vigoroso por la fachada lateral de su residencia, arrastrado consigo, restos de sementeras, ranchos y casas de Las Charas y la Llanada, aves, cochinos y hasta burros y mulas que iban a parar a su desembocadura, en la Boca del Río. Siempre tenía a su servicio 4 ó 5 ayudantes que colaboraban con él en la distribución de sus productos. Era un individuo atildado en el vestir, honrado y trabajador. Generalmente, lucía una blusa o liquiliqui, sombrero de fieltro y alpargatas negras siempre limpias. Vivía como un lobo solitario en su casa de la Calle Rivero y por las noches preparaba la mercancía que sacaría a la venta al día siguiente. Su principal elemento de trabajo era una carreta especial cerrada, con dos puertas laterales que abrían hacia arriba. Su horario de trabajo estaba dividido en dos partes: en la mañana ocupaba su tiempo para cargar junto con sus ayudantes, entre quienes recuerdo a Paulino y Benito Bosque, que aún viven, a los moldes de hielo que compraba en la factoría de Tuto Luciani, la cerveza blanca, botellas de Malta y Porter que estaban heladas con los pedazos de hielo que le sobraban en la noche y cerca de las 10.00 AM salía a hacer su ruta para atender la clientela, ya conocida y habitual. Como tenía una voz estentórea y potente, ordenaba a sus ayudantes que se detuvieran en algunos lugares previamente convenidos y gritaba fuerte y claro: !HIELO, HIELO, CERVEZA, MALTA. PORTER, golpeando con le palma de un machete sobre la madera de las puertas. Sus ayudantes repartían los productos, inclusive los trozos de hielo que cortaba con el machete. Seguía por la Calle Rivero y prolongaba su camino por la Avenida Bermúdez, hasta llegar al puerto, donde el producto de venta debía haberse agotado. Regresaba por la misma vía y pasaba cobrandole a los clientes habituales, el monto de sus ventas. Regresaba a su casa, donde almorzaba y luego hacía su siesta.
En las horas de la tarde preparaba sus sabrosos helados en unas sorbeteras rodeadas de hielo y sal marina, ocupándose los ayudantes de hacer girar las manillas para mantener el helado en su temperatura y combinación adecuadas. Comerse una barquilla de Pedro Aliendres era una delicia, sabrosas y con un gusto exquisito, aparte que en su elaboración solo se utilizaban frutas frescas, siendo las variedades de: mantecado, jobito de río, coco, guanabana o catuche, guayaba, níspero y mandarina las mas solicitados, siendo requeridos por una clientela numerosa, de jóvenes, mujeres y niños, sin olvidar los mayores, y fueron la causa de que aún transcurridos los años de su muerte, añoramos esos deliciosos helados, de los cuales no hubo nadie que mantuviera sus fórmulas.Hoy día se me hace agua la boca, recordando sus sabores y lamentando que cuando existían esos helados, no contábamos con suficiente dinero para comprarlos.

15 de octubre de 2008

MUJERES BELLAS DE RIO CARIBE PARA 1.945 (II)

Como quiera que en el Capitulo anterior, cité un pequeño grupo de las mujeres bellas del pueblo para mi época y ante el temor de que cualquiera me reclame la omisión del nombre de alguna, vamos a agregar otras de ellas, que se han venido a mi memoria:
1) Adalgisa Marín, 2) Teresita Velásquez, 3) Rina Pazos, 4) Elinor Urgelles, 5) Aracelis Aguirre, 6) Teresa Lugo, 7) Pepa Fuentes, 8) Pastorita Acosta, 9) Meche Marcano, 10) Chepina Guerra, 11) Aurora Moya, 12) Enriqueta Hernández, 13) Carmen Teresa Véliz, 14) Amanda Velásquez, 15) y (16) Hermanas Tenorio, 17) Felicidad Riquezes, 18) Diana Martínez, 19) Janet González, 20) Hortensia Sánchez Marcano, 21) Chalía Ghersy, 22) Esther González, 23) Dianora González, 24) Zoraida Díaz, 25) Gloria Figueroa Espinoza, 26) Norys Rondón, 27) Luisa Socorro Rodriguez, 28) Luisa Pepa Tomé, 29) Faña Bello, 30) y 31) Bellada y Clarisa Rojas, 32) Mélida Salazar, 33) Delfina Cazorla, 34) Celedonia Vásquez, 35) Juana Morillo, 36) Chelena Navarro. Mi memoria es infiel y no puedo recordar el numeroso grupo de mujeres hermosas que había dado ese pueblo para los años de mi infancia y si logro recordar a otras, como sea, las agregaré

Las más bellas mujeres de Río Caribe para 1.945

En general, las mujeres orientales se caracterizan por su gran belleza, su simpatía e inteligencia. Por supuesto, destacan en ese ramillete de muchachas bonitas, a las nativas de Río Caribe. Las hijas de los emigrantes europeas, con su sangre latina del Mar Mediterráneo, más el sol del trópico, dio un producto de una belleza singular, que unidas a sus modales y educación, las hacía sumamente atractivas para el matrimonio. Para la época de mi infancia, se hacía referencia de la hermosura de las Franceschi, las Luciani, las Ghersy, las Grisanti, las Pavan, las Loero, las Figallo, las Hernández, las Arismendi, las Pietri, las Rauseo, las Valdivieso, las Calvani y otras representantes de esas descendientes de emigrantes que ya habían logrado casarse y abandonar el pueblo.
Para el año 1.945 ya no estaban las hijas de los emigrantes, pero ese crisol de razas formado por los margariteños,los indios, negros y nativos, dio origen a una mujer radiante, tropical, inteligente, elegante y hogareña. Por las calles del pueblo se paseaban los aspirantes a maridos, para admirar las hermosas paisanas, que se mecían en sus mecedores a las puertas de sus casas, o se asomaban a las ventanas, con donaire y luminosidad. Había mujeres bonitas en cantidad, tantas que es muy difícil determinar quienes podrían formar parte de una lista de las treinta muchachas mas bonitas. Sin embargo y de memoria vamos a citar a las integrantes de esa lista, en base a su belleza y hermosura:
1) María Elena Pérez, 2) Norys Hernández, Irmita Hernández, 4) Josefina Prieto, 5) Edilia López, 6) Hortensia Lairet, 7) Muñeca Oliveros, 8) Ederlinda Lairet, 9) Elenita Ramirez, 10) Dora Brito, 11) Carmencita Corsi, 12) Rosita Gómez Goitía, 13) Alicia Lares, 14) Evelina Salazar, 15) Muralina Sánchez, 16) Dorita Luciani, 17) Ligia Salazar, 18) Mery Fuentes, 19) Chevira Fernández, 20) Rosa Fé Olivier, 21) Josefina Luciani Pino, 22) Adalgisa Cedeño, 23) Mercedita Meneses, 24) Luisita Verde, 25) América Marín, 26) Luisa Elvira Bello, 27) Josefina Saavedra, 28) Lucrecia Luciani, 29) Josefina Rivas y 30) Carmen Serrano..
Hay que reconocer que están quedando fuera un numeroso grupo de muchachas bellas, que por sus dotes merecen estar en esta lista, pero para compensar, vamos a citar, de memoria, algunas otras: 1) Carmen Luisa Hernández, 2) Luisita Valencia, 3 y 4 ) Carmen Margarita y Negra Gil, 6) Luisita Cabello, 7) Petra Daría Fuentes, 8) Amanda Guevara, 9) Juanita Marval, 10) Hilda Marín, 11) Lida Pazos, 12) Belén Guerra, 13) Clara Aurora Bastardo, 14) Mercedes Zapata, 15) Carmen Luisa Vidal, 16) Lita Cabrera. 17) Orfelina Bastardo, 18) Teresita Espinoza, 19) Elsa Ruiz, 20) Carmen Teresa Urgelles, 21) Chena Silva, 22) Dorys Luciani Pino, 23) Ligia Oliveros, 24) Finon Oliveros, 25) Lesbia Tineo, 26 y 27) Hermanas Valencia, 28) Dorita Salazar, 29) 
Maritza Salazar, 30) Fortuna González, 31) Rita América Oliveros y 100 muchachas más, por lo menos
Todo este ramillete de flores tiene según los entendidos, como máximos representantes, sin tener en cuenta el tiempo, a las siguientes mujeres: l) Nenón Franceschi, 2) Irmita Hernández y 3) María Luisita Franceschi.

13 de octubre de 2008

Victor Jose Garcia

Ana Socorro García era una riocaribera muy trabajadora, que tenía una 'posada' en la Prolongación de la Calle Rivera, donde preparaba la mejor comoda casera de la población. Como en el pueblo no había hoteles, en su casa se alojaban los numerosos agentes viajeros que llegaban a la ciudad a visitar a los comerciantes que eran sus clientes y recoger los pedidos de mercancías que inmediatamente despachaban las casas matrices. Tuvo 4 hijos, dos varones y dos hembras, de los cuales el mayor era Victor José García, un verdadero atleta que no cursó sino la Instrucción Primaria Elemental, pero se dedicó con fervor a practicar el juego de beisbol, donde destacó en varias posiciones, especialmente el pitcheo, que por su condición de zurdo tenía lanzamientos enrevesados, la primera base, donde se hizo más conocido y se ganó el título de 'el hombre de goma', por los estirones que lograba, para recibir con la mayor premura los lanzamientos de los infilders y en algunas oportunidades jugaba el jardín derecho para cubrir las faltas de sus compañeros. Destacaba además como bateador zurdo de gran potencia, que era temible por los largos batazos que conectaba. Desde muy jóven se convirtió en beisbolero profesional y se desplazaba de una ciudad a otra del Oriente Venezolano, teles como Carúpano, Cumaná, Barceñona, Margarita, Caripito, Quiriquire y Jusepín, para reforzar los equipos locales que solicitaban sus servicios. A los pocos años fué reclutado por el empresario Juan Antonio Yanez, propietario del equipo 'Venezuela' de Caracas y allí hizo su carrera de pelotero, que no fue de mayor relieve, por su carácter desordenado e irritable por cualquier causa. Duró muchos años jugando pelota en el Campeonato de Caracas, siendo contratado igualmente para jugar en las Ligas Menores de Estados Unidos, pero duró poco tiempo en ejercicio. Cuando le cayeron los años se residenció en La Guayra para trabajar como taxista en el Aeropuerto de Maiquetía. Murió hace unos 10 años y fué un personaje muy conocido y admirado por la población, especialmente los jóvenes y niños.

Jesús Bejarano

Propietario de una Tienda Bazar localizada en la Avenida Bermúdez, que siempre tenía en existencia una variedad de artículos, que por un módico precio, satisfacía nuestra aspiración de cuadernos, caramelos, juguetes, papeles, sobres, lápices, y variedades. Siempre estaba al día con nuestros requerimientos como juventud y aún de los mayores. Lo más resaltante del personaje era su simpatía en el trato, el emitir el consejo oportuno sobre diferentes cosas y la orientación a sus clientes sobre el desarrollo de la vida del pueblo. Por considerarlo un personaje importante y de gran relevancia para nuestra localidad lo incluyo en este portal.

Felicia Leiva

Este es uno de los Personajes más queridos de Río Caribe. Su mérito más grande es haber ayudado a nacer un porcentaje mínimo del 80 % de los niños del pueblo. Era una comadrona competente, muy cariñosa y responsable, que era requerida por las mujeres del Sector, desde los primeros meses de gestación, lo cual le daba oportunidad de seguir el proceso de cada embarazo, de tocar la barriga para ver y sentir la posición del niño y evaluar el estado de salud de la parturienta. Por eso el éxito de su asistencia en el alumbramiento, bien fuera que vinieran uno o más niños o que adoptaran una posición neonatal de cabeza o de pies. Su talla era de una mujer robusta, que contaba con una familia numerosa. Todos de color oscuro y de un carácter bonachón y dispuestos a favorecer a quien le hiciera falta. El pago de sus servicios era un aspecto secundario y solo exigía que en la casa hubiera sábanas limpias, tijera, jabón, aceite, algodón y compresas suficientes para la limpieza del recién nacido. Todas las familias le tenían una confianza extrema y un cariño inusitado. Siempre fue pobre y murió pobre. pero contando con la consideración y el aprecio de todo el conglomerado. Como una demostración de ese afecto, fue designado con su nombre el parque que existe en el pueblo.

7 de octubre de 2008

Dr. Juvenal Aliendres M.

Juvenal Aliendres fue un hombre excepcional en toda la extensión de la palabra. Con verdadero fervor se dedicó al estudio de la carrera de Medicina, graduándose de Médico Cirujano en el año 1.945. Inmediatamente de recibir su título, se fue a Río Caribe para hacer su medicina rural y se quedó desde entonces en el pueblo, ejerciendo su profesión con cariño, devoción y desinterés. Llegó muy joven y con conocimientos modernos y actualizados para su época. Al principio trabajó en su Consultorio Privado, pero al poco tiempo fue designado Director del Hospital 'Dr. Pedro Rafael Figallo' manteniendose allí hasta su muerte, haciendo favores a todo el pueblo, ayudando a nacer a miles de niños y empobreciéndose paulatinamente. Tenía un carácter raro, un día era cordial contigo y hasta te invitaba a beber unas copas y al otro día pasaba por tu lado y no te saludaba siquiera.
Fue un médico a carta cabal, que no veía hora, barrio ni posición social para atender a sus enfermos. El Dr. Figallo fue un apóstol de la medicina, pero Juvenal no se quedó atrás, así como tampoco el Dr. Luis Enrique Fuentes Guerra, su compañero de promoción y amigo entrañable. Juvenal tenía muchas virtudes y la mayor era el conocimiento que tenía de los males de todos los enfermos del pueblo y cuando lo llamaban, sabía previamente la enfermedad a la cual debía enfrentarse y cual era el remedio adecuado para ese mal, pero su defecto era ese carácter aparentemente hosco, pero que en el fondo era una pantalla que se borraba al echarse cuatro palos. Contrajo matrimonio con Lita Cabrera Salazar, una bella muchacha del pueblo, también muy querida y perteneciente a una familia muy distinguida. Creo que tiene un hijo médico que al parecer sigue sus pasos de bonhomía. Conozco también una hija que es un dechado de simpatía y muy querida como madre. Juvenal fue un hombre bueno, generoso, inteligente y con numerosos amigos tanto en Río Caribe como en Caracas. Fue un personaje importante y su busto fue instaurado en una plaza construido en el frente del Hospital donde trabajó tanto tiempo.

El Padre Paulino

Tendría como 10 años cuando conocí de lejos al Padre Paulino Satrustegui, un joven cura español que en su estadía de varios años en el pueblo, se ganó el cariño de toda la comunidad. De carácter jovial, serio y trabajador incansable, desde muy temprano en el día, estaba en su Iglesia, recibiendo la confesión de los feligreses y luego celebrando la misa mañanera, a la cual acudía bastante gente, Cumplía fielmente con sus obligaciones de atender a los enfermos que necesitaran la extrema unción, orientaba a las familias cercanas en la resolución de sus problemas y cumplía fielmente con su apostolado de difusión de la religión católica. Brindaba asesoría a las Asociaciones Religiosas de la Sociedad, tales como Las Hijas de María, las devotas de Santa Rita, las Hermanas de San José. el Nazareno y San Miguel. Siempre estaba atento a los requerimientos de su Parroquia. Acudía a los entierros importantes, acompañaba hasta los barrios las procesiones de los santos, las festividades de las Capillas de La Ermita, el Calvario y El Morro de Puerto Santo. En general, tomaba con mucha seriedad las obligaciones sacerdotales de la Parroquia. 
No terminaban allí sus compromisos ciudadanos, sino que era un gran deportista, amigo de los niños y los jóvenes. No obstante ser de origen español, su pasión era el béisbol y lo vi muchas veces practicando ese deporte sin quitarse la sotana, jugaba el short stop y bateaba con bastante consistencia, corriendo con premura hacia la base. Cuando las autoridades eclesiásticas decidieron se cambio a otra Parroquia, su ausencia fue muy lamentada por el pueblo y después de muchos años, tuve la fortuna de verlo de nuevo, en la oportunidad de la celebración de una Fiesta de San Miguel en la Casa Sucre de Caracas, donde celebró la Misa y dirigió la Procesión del Santo, viéndose en todo momento el cariño y la devoción de los riocariberos por su eterno Sacerdote y Amigo. Lo considero uno de los Personajes Importantes del Pueblo y su recuerdo aún perdura, no obstante los años transcurridos.

3 de octubre de 2008

Julio Gonzalez

Mediante una labor pedagógica de muchos años, el Maestro Julio González dedicó sus mejores esfuerzos a la enseñanza de una juventud ávida de conocimientos. Comenzó muy jóven su actividad educativa, con dedicación, entusiasmo y una lucha tenaz para trasmitir a sus alumnos, principios morales, espirituales, religiosas y culturales, además de las materias lectivas que señala la Ley. Las promociones anuales se sucedieron por años y todos sus alumnos, que luego fueron sus amigos, guardan por él una estimación y respeto admirable. Llevó una vida austera, quizas debido al escaso ingreso que devengan los maestros venezolanos, pero también por su dignidad y honradez reconocida. Lo acompañó en su sacrificada vida, una mujer ejemplar, también docente, llamada Luisa Yánez, con quien procreó tres hijos; janet, Julio César y Luis César, quienes siguiendo su ejemplo formaron hogares dignos y cursaron estudios superiores, hasta obtener meritorios grados universitarios. El Maestro Julio le dió lustre a su profesión y a su escuela. Yo tuve la fortuna de asistir durante un año a sus clases, que me pareció corto, cuando cursé el Sexto Grado, proveniente de varios planteles , donde se impartía una educación ortodoxa y al llegar a la Escuela 'José Silverio González' me encontré con un ambiente diferente, con un maestro con fama de riguroso y disciplinado. El primer día de clases nos recibió con una charla en la cual señaló las normas a seguir en el año escolar, el horario de clases, las conductas de los alumnos en la escuela y en la calle, el necesario rendimiento escolar y en general, los lineamientos del comportamiento en sociedad. Enfatizó sobre la limpieza personal, el vocabulario diario, la pulitura del calzado, incluyendo la suela vecina al tacón. El obligatorio uso diario del 'guardapolvo', que se coloca encima de la ropa y se debia mantener impoluto en su blancura. Las clases del Maestro Julio eran un dechado de enseñanza, de cultura, de preparación sobre el futuro. Exigia la colaboración con el periódico mural 'Cayaurima' y los actos culturales y teatrales que esporádicamente se realizaban. Propugnó la creación de dos grupos aparentemente 'antagonicos', formados por alumnos de conocimiento parejos. Esos grupos se identificaban como 'Esparta' y 'Cartago' y se 'enfrentaban' en duelo de preguntas y respuestas que inducían al estudio, la competencia y la amistad entre los participantes. En vida se le hicieron múltiples homenajes y con estas palabras le rendimos un recuerdo que lo acompañará en su descanso eterno.

Dr. Pedro Rafael Figallo

Indudablemente que el personaje más resaltante del pueblo, para mi época, era el Dr. Pedro Rafael Figallo, un médico altruista que dedicó su vida a la atención de la salud de los riocariberos y de los habitantes de los lugares aledaños, sin perseguir con ello fines lucrativos ni beneficios personales. Al frente de su casa de habitación de la Avenida Bermúdez, concurrían desde las primeras horas de la mañana, decenas de personas afectadas de diferentes males, que eran atendidas según la gravedad de sus males. Yo tenía 7 ú 8 años de edad y como vivía en una casa del frente, fui testigo presencial de su actividad profesional, que incluía atender casos de: ginecología, pediatría, traumatología, gastroenterología, urología y hasta odontología y espiritismo. Su carácter era hosco, regañón y aparentemente bravo, pero en realidad era un humorista fino que muy pocas veces lo exhibía en la calle. Trabajaba incansablemente tanto en su consultorio como en las casas particulares, cuando el enfermo presentaba un cuadro de gravedad. Muchas veces vi llegar a diferentes horas del día o de la noche "hamacas" que transportaban heridos de armas blancas, con hemorragias y heridas profusas que nadie imaginaba como podría salvarse. Otros llegaban provenientes de pueblos y caseríos de la Costa de Paria, que debían ser transportados por vía marítima. Esas emergencias eran diarias y él las afrontaba sin contar con recursos médicos adecuados ni personal competente para que lo ayudaran. Su actividad duró muchos años y se convirtió en adalid del pueblo, que lo adoraba y sentía un agradecimiento tal, que al no tener disponibilidades económicas y sabiendo el amor que profesaba por los animales, expresaban su cariño trayéndole los mejores ejemplares de aves canoras, frutas, aves de corral, artículos domésticos, pescados y terminaban ofreciéndole sus hijos para que los bautizara, lo cual no podía hacerse efectivo, porque él no creía en los curas ni en los santos, dada su condición de francmasón. El pueblo lo quería y él quería al pueblo. Su desprendimiento fue de tal magnitud que solo después de su muerte se supo que la casa donde vivía, no era suya, sino de la familia Salazar, que se la dio en usufructo en agradecimiento por la atención especial que le prestó a familiares cercanos. Vivió como un león solitario, contando solo con la ayuda de algunos jóvenes discípulos que con el tiempo y la práctica podían atender casos muy orgulloso y defendió con denuedo su independencia y libertad, no aceptando imposiciones de la clase pudiente, que con su dinero avasallaba a la población. Fue amante del poder y gran bolivariano, siendo varias veces Presidente de la Sociedad Bolivariana. Fue un estudioso de la masonería, habiendo alcanzado el grado 33 y Venerable Maestro de la Logia Masónica Estrella del Paria. Ocupo varias veces la Presidencia del Concejo Municipal y aceptó, de forma transitoria el cargo de Jefe Civil del Distrito, donando el sueldo a los pobres del pueblo. Todavía el pueblo lo recuerdo con cariño y agradecimiento y hasta ahora,su sepelio fue el de mayor concurrencia que se conoce. Su busto fue levantado en la Plaza del Cementerio, como homenaje a la gran labor realizada y el Hospital del pueblo lleva su nombre . Además de todo eso, pasa el tiempo y el recuerdo permanece inalterable en el corazón de Río Caribe.