Cubiertos los espacios de creación de las tropas de Scouts, Rangers Scouts y Girls Scouts, solo quedaba un Sector en Río Caribe, no representado en ese Universo y que se sentía frustrado y preterido, no obstante su marcado entusiasmo y ese era el Sector Marino, integrado por pescadores, marinos y trabajadores del mar.
Cuando arribaron al puerto tres lanchas cargadas de marinos norteamericanos, que tripulaban un barco petrolero y en su ruta desde Caripito a la Isla de Curazao fue alevosamente torpedeado por un submarino alemán, que atacó el barco y lo hundió a unas 60 millas de la Costa y solo les dio tiempo de abordar los botes salvavidas y tratar de llegar a cualquier puerto. Después de 6 días al garete llegaron a las playas de la Bahía de San Francisco en la Costa de Paria, donde los auxiliaron y luego los remitieron a las autoridades de Río Caribe. Se produjo un enorme revuelo viendo esos catires colorados por el sol que los castigó y que no hablaban ni una palabras en español. Se hicieron los trámites legales, ya que estábamos en plena Guerra Mundial y vino a Carúpano un avión, que trasladó los 27 naúfragos hasta Puerto Rico. Las lanchas de salvamento, que eran de casco de aluminio, fueron varadas en la playa y con el agua de lluvia, el sol y el salitre, se fueron deteriorando y una quedó inservible y dos eran reparables, pero no se podía hacer uso de ellas por ser unos bienes norteamericanos.
Continuó en pleno auge el entusiasmo por el movimiento escultista y el paisano Andrés Alfonso fue invitado por la Tropa de Porlamar para que viera el funcionamiento de la misma, creada hacía pocos meses. Regresó eufórico y junto con Enrique Fernández se dieron a la tarea de organizar la Tropa de Scouts Marinos de Río Caribe. Los muchachos del puerto y sus alrededores se interesaron de inmediato y alguien sugirió la idea de solicitar de las autoridades norteamericanas acantonadas en la Isla de Puerto Rico,.la donación de las lanchas salvavidas. Esa petición fue aceptada de inmediato y le donaron no solo las lanchas, sino también los aditamentos que originalmente traían y estaban retenidas en la sede del Resguardo Marítimo de Río Caribe.
Aquello fue la llama que encendió el fuego para que esa muchachada se incorporara a la Tropa de Scouts Marinos, con Andrés Alfonso a la cabeza. Inmediatamente se abocaron a renovar una de las lanchas, soldándole las piezas dañadas con partes de la que estaba varada en la playa. Se acomodaron los aparejos y con la colaboración de los comerciantes, los pescadores y el pueblo en general la pusieron operativa y la relanzaron al mar para hacer en ella los ejercicios marinos. La otra fue parapeteada y colocada en un foso hecho en la parte seca de la arena de la playa, para hacer las maniobras y exhibiciones en las festividades que prontamente se organizarían.
En poco tiempo se formalizaron las inscripciones de 15 aspirantes y se pidió la colaboración de viejos marinos y pescadores para enseñar a los novatos, los diferentes nudos marinos, los nombres y utilidad de las velas, el uso de las escaleras del palo mayor, del timón, el anclaje, y lo más difícil, los significados y movimientos para hablar por banderas y el código morse, así como también las señales de uso con linternas. Se diseñaron los uniformes de los marineros y oficiales. .Comenzaron las cabriolas y maniobras para manejar las jarcias y la velas auxiliares, esto sin abandonar la doctrina scout de ser útil a la Sociedad, especialmente, a los niños y ancianos.
Mandaron de Puerto Rico los diseños de los uniformes y se simplificaron lo máximo que se pudo, para que el costo de los mismos fuera asequible a esa población de pocos recursos que se incorporó al servicio. Lo realmente uniforme fueron las camisas blancas de cuello abierto y con un ancla bordada en los bolsillos, una gorra de marinero blanca, también con un ancla bordada, un correaje que sostenía un cuchillo, una cantimplora y un mecate enrollado que llamaban estrobo.Todos tenían pitos de largo alcance y en vez de corneta tenían dos sinfonías grandes que tocaban simultáneamente, Chequelito y Eloy Guerra.
Los pantalones y el calzado no tenía uniformidad y cada quien usaba el que podía, pero se exigía, hasta donde fuera posible, que prefirieran elazul.
El día de inauguración de la Tropa abordaron los participantes la lancha que fue bautizada con el nombre de “ ABORDAJE “ y lucía enjaezada y con banderas echadas al viento. El pueblo se volcó a la playa. Ya la Tropa tenía tambores que retumbaban en el Cerro de la Boca del Río y las dos sinfonías sonaban bonito. Algunos hicieron maniobras, subieron hasta la cofa y se pararon en las escaleras, en una sola pierna, para que el público los aplaudieran. Y así lo hicieron a rabiar. Hicieron el desembarco y pasaron a realizar los ejercicios de vela en la lancha que estaba varada en la arena. Subieron los foquis y luego la vela mayor. Finalmente arriaron las velas y pasaron a la parte de señales con linternas, mensajes en Código Morse y desde la lancha enviaban mensajes por banderas a un tripulante ubicado en el cerro cercano al Faro y aquel le respondía en el mismo idioma. Mas aplausos de los asistentes.
En el próximo capitulo les narraré el emocionante Primer Jamboree que hicieron las tres Tropas
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