En mi largo recorrido por países y ciudades, no vi en ninguna parte, el uso de las “matracas” de madera para anunciar los eventos religiosos importantes. En Rio Caribe, la iglesia usaba unos aparatos de madera, creados con el único fin de hacer ruido y llamar la atención. En Semana Santa, en las Fiestas de San Miguel y en las Misas de Aguinaldo, salían los “monaguillos” vestidos con pelliza roja y blanca, con unos aparatos de madera con bisagras de hierro que se batían intermitentemente y otros con cajas, también de madera, con manillas que movían trozos del mismo material, que chocaban unos con otros. Todos esos aparatos producían un ruido intenso y los “monaguillos” anunciaban las misas, retretas y procesiones que se llevarían a cabo en los días próximos.
Recuerdo a Domingo Luis Tenorio, Enrique Aguilera y otros “monaguillos” que se desplazaban por las principales calles del pueblo, cargando sus aparatos, que movilizaban cada cierto tiempo, llamando la atención del público. Eso duró muchos años, pero de repente cesó esa actividad y más nunca he oído las curiosas “matracas”...
LAS INVITACIONES DE ENTIERROS DE MUERTOS.
Como quiera que en el pueblo no existían periódicos, se encontró una forma ingeniosa de participar e invitar a los actos de entierro de los difuntos, mediante tarjetas impresas que se introducían en sobres orlados de negro, que se repartían casa por casa, de las calles de la ciudad. El método era efectivo, porque la asistencia era masiva y los familiares y amigos guardaban esos sobres en sus casas, como recuerdo de los muertos..
RIGOBERTO URGELLES Y LA LISTA DE MOROSOS
Entre los antiguos negocios existentes en el Mercado Público de Río Caribe, de la Avenida Bermúdez, destacada el bazar-licorería-almacén y cafetería de Rigoberto Urgelles, conocido popularmente como “Rigo”, , quien cometió el craso error de un comerciante, que fue el de aceptar el crédito a sus clientes, especialmente a los sempiternos amigos de los tragos, quienes frecuentemente se olvidaban de cancelar sus compromisos de pago, no obstante las frecuentes reclamos del propietario, Cansado de esas gestiones fallidas, recurrió al recurso de crear una pizarra de morosos que escribía con grandes letras y se colgaban a la puerta del negocio. Así empezaron apareciendo en la lista:los persnajes con sus respectivos montos de deuda: Pancho Lugo, Bs. 7.oo. Luis Jose Arteaga, Bs. 2.75:; Antonio Cedeño. Bs. 13.oo, Peteno Carrasco, Bs. 6.00; ; Ambrosio Díaz, Bs, 9.oo; Pedro Julian Díaz : 11,oo; Goyito Espinoza Bs. 27.oo ; Elpidio Figueroa 2.75; Carmelo Gutierrez, Bs. 3.90; Liquito Hernández, Bs. 22.oo, Luis Chapucha, Bs. 14.oo: Cocuyo, 19.oo; La Picoca Bs. 39.oo; El Tuerto de Galilla; 31.oo; Luis Paton´ Bs. Bs. 11.oo, Miguel Pata de Palo, 35.oo. Y así siguieron apareciendo personajes deudores, quienes se apresuraron algunos en ir a cancelar sus deudas, pero otros ni caso le hicieron, motivo por el cual Rigo siguió publicando sus famosas listas, las cuales colocaba, no solo al frente del negocio, sino también e los árboles de la Avenida hasta que disminuyó el número de morosos y también disminuyeron los créditos.
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