4 de junio de 2010

QUE ME HÁ DADO CARACAS Entrega de documentos

Regresé a mi pensión para almorzar y prepararme para llevar mis documentos a la Comandancia de la Marina, que estaba ubicada en el primer piso del Bloque No. 3 de El Silencio, en la entrada de Doña Francisquita. Bien temprano me fui a la Comandancia y tuve que esperar un rato y luego me pasaron a la oficina de un Oficial, quien revisó los papeles y me dijo que me faltaban varios documentos y que debía apurarme porque quedaban muy pocos días para cerrar la inscripción.
Inmediatamente escribí a Río Caribe para solicitar los documentos que me faltaban y buscar aquí en Caracas los recaudos que podía lograr. Conseguí muchos de ellos, pero no todos y entre tanto iban pasando los días hasta que se venció el plazo y el mismo Oficial de la Comandancia, en una de mis visitas me dijo que era mejor esperar el siguiente año y que fuera recopilando todos los documentos y equipos que debía aportar en el ingreso.
Seguí recorriendo los alrededores de la Pensión donde estaba alojado. En mi incursión anterior llegué hasta la Esquina de Solís, donde me detuve un rato viendo el movimiento de la Panadería Solís y de los negocios instalados en sus alrededores. Me dirigí hasta la esquina siguiente en la vía hacia la Plaza Bolívar y que era identificada como Esquina de Muñoz. Pasé por el Diario La Esfera y llegué hasta el final de la cuadra, donde funcionaba un negocio de Heladería llamado Alaska y a mitad de cuadra había un Bar y Restaurant identificado como Bar Muñoz, donde todas las noches se reunían grupos de jugadores de dominó que gozaban de la fama de ser los mejores de toda Caracas y me gustó acercarme allí para ver los juegos y las discusiones entre los jugadores.
En la esquina de Muñoz crucé a la derecha para no alejarme mucho de la pensión. Como es normal, en ese tramo de vía, habían bastantes negocios de diferentes tamaños y al final de la cuadra estaban: la Farmacia Muñoz, el Bar Pedrera, un Abasto grande y en la esquina transversal estaba instalado un negocio de Fotografía llamado Sol y Sombra, donde en la semana acudía un público normal, pero los domingos en la mañana se llenaba con los niños y sus familiares que tomaban la Primera Comunión o recibían el Bautismo.
Una vez resuelto este asunto y mi resignación a la espera, fui a buscar a mi tía Paela para iniciar los trámites de compra de una casa para alojarnos todos, incluyendo a mi hermana Juanita, que salía graduada de la Escuela Nacional de Enfermeras. Ella me informó las diligencias que estaba haciendo por intermedio de nuestro paisano Jesús Alemán, quien estaba trabajando provisionalmente en el negocio inmobiliario. Ella estaba viviendo mientras tanto en una habitación alquilada a Luisa Carmen Martínez en Los Flores de Catia. Le entregué los Bs. 5.000.oo que traje de Caripito y al informarle que estaba alojado en una pensión, fue de opinión que nos mudáramos todos a la habitación y ahorráramos el pago de la pensión. Estuvimos así unas tres semanas, revisando El Universal y Ultimas Noticias para ver si salía alguna casa. En ese ínterin salió un aviso de un señor que solicitaba a una familia o una señora para que le cuidara la casa y especialmente una jauría de 4 perros y una cuerda de gallos de pelea, ya que él debía de salir muy temprano para abrir una carnicería que tenía en el Este. Paela se entrevistó con el señor y nos aceptó en la casa, donde teníamos la comida segura y un alojamiento sin pago alguno.

No hay comentarios: